Ningún hombre está a salvo de la Ley de Violencia de Género

Resulta curioso y llamativo, pero está claro, ningún hombre está a salvo ni por mucho cargo que tenga. Y ahora vemos las vueltas que la da la vida.

Fernando Valdés, magistrado del Tribunal Constitucional ha sido acusado de un supuesto delito de violencia de género contra su esposa, habiendo sido sus propios vecinos los que alertaron a la Guardia Civil debido a que al parecer escucharon una fuerte discusión entre este señor y su esposa.

Fernando Valdés fue propuesto para el cargo de Magistrado del Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE en el año 2012 y no parece tener explicación como siendo tan defensor de la mujer, habiendo defendido de manera tan férrea sus derechos y condenado tan firmemente la violencia de género finalmente ha sido detenido presuntamente por estos hechos.

Tras su detención y habiendo sido atendido previamente en un Hospital, ha sido puesto a disposición judicial y tras prestar declaración un el Juzgado de violencia de Majadahonda se ha decretado su puesta en libertad.

Al final, como a todos los hombres, se le aplicará la Ley sobre Violencia de Género que aprobó el PSOE y que fue puesta en tela de juicio posteriormente en el propio Tribunal Constitucional por vulnerar derechos constitucionales, declarando este Tribunal que la Ley no era inconstitucional y debía aplicarse en España en la forma en la que fue redactada.

Debido a que Fernando Valdés es miembro del Tribunal Constitucional es aforado y por ese motivo será juzgado por el Tribunal Supremo. Sus propios compañeros de profesión tendrán la desagradable obligación de aplicar dicha Ley ante la situación que se ha producido y acometer una instrucción que sea suficiente y eficaz previamente al archivo del procedimiento, si ello se llegase a producir. Al fin y al cabo, es lo que defendía el propio Fernando Valdés en una de sus sentencias recientes.

Evidentemente este artículo en ningún caso trata de defender la actuación de este hombre ni por supuesto, juzgar lo que haya hecho o dejado de hacer. Se carece de datos objetivos y no es nuestra tarea. Pero una cosa está clara cuando tenemos entre manos una Ley tan injusta y arbitraria como es la vigente Ley de Violencia de Género, nadie está a salvo de caer en sus garras. Y en ningún caso va a importar cuan defensor de ella hayas sido.

Al final como pasa siempre, las “revoluciones” terminan devorando a sus propios hijos y hasta lo más exaltados pueden terminar probando su propia medicina. Y si no, que se lo pregunten al fantasma de Robespierre.

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