Hablamos con la asociación «Tu Abandono Me Puede Matar» sobre la lamentable situación de sus trabajadores
La asociación Tu Abandono Me Puede Matar nace como consecuencia del hartazgo de la política penitenciaria que se lleva a cabo desde las distintas administraciones. Este hartazgo es trasladado igualmente a los distintos sindicatos de instituciones penitenciarias, que si bien esta asociación considera, su acción sindical no se ha adecuado a las demandas y peticiones de nuestro colectivo. Esta asociación lucha por los derechos de más de 23.000 trabajadores de los centros penitenciarios españoles. Fundamentalmente, y a modo de síntesis, dos son las grandes áreas de justa reivindicación: Dignidad y Justicia Salarial.
¿Qué protección frente al Covid-19 están recibiendo los funcionarios de prisiones? ¿Y los presos?
Primero quiero aclarar que el mismo fin de semana que se decretó el real decreto de Estado de alarma, aún se permitía a familiares y amigos acudir en grupo a comunicar con los internos, cuando estos desplazamientos ya estaban prohibidos. La Secretaria General y los Directores de las prisiones que son meras marionetas politizadas del gobierno actual, anduvieron como pollos sin cabeza al vislumbrar lo que se les venía encima, y actuaron tarde y mal, permitiendo aglomeraciones de personas en espacios muy reducidos.
Como medida preventiva, a los funcionarios se nos controla la temperatura al entrar a trabajar y si manifiestas que tienes algún síntoma compatible con el coronavirus o has estado en contacto directo con alguna persona que ha dado positivo, te obligan a quedarte en casa al menos 14 días. Queremos agradecer que responsables del Ministerio de defensa hayan dispuesto que la UME fumigue las zonas comunes de las prisiones y quiero añadir que este trabajo lo han realizado de una manera muy profesional. Desde que se inició la pandemia se están fumigando las prisiones por parte de la UME.
En cuanto a la protección sanitaria con la que ahora mismo contamos los funcionarios, se reduce a una mascarilla quirúrgica que no cumple los protocolos de protección que aconseja la OMS como si los cumple las mascarillas FPP2 y FPP3, unos guantes de vinilo que tampoco cumplen la normativa ya que se aconseja que sean de nitrilo, unos pequeños botes de gel con alcohol que nos dura media jornada en el mejor de los casos y unas alfombrillas empapadas en una solución de agua y lejía situadas a la entrada para que pisemos y desinfectemos la suela del calzado.
La protección sanitaria a los internos, salvo la excepción de alguna prisión que ha repartido mascarillas artesanales que se han cosido en los talleres de costura de la propia prisión, no se ofrece ni portan los internos ningún artículo de protección como mascarilla o guantes. La única protección personal y esta es de tipo voluntaria, es la autorización para quedarse en celda durante todo el día. Algo que no hacen más de un 20 % de internos. El resto sigue haciendo vida normal sin ninguna protección en aglomeraciones de más de 100 personas.
¿Estáis recibiendo algún tipo de ayuda desde el gobierno?
Ninguna, de hecho todos los esfuerzos del gobierno y en concreto el Ministerio de Interior, la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, donde su responsable el Sr. Ángel Luis Ortiz está desaparecido desde que comenzó esta crisis sanitaria y los Directores de los centros Penitenciarios, están dirigidos a contener conflictos y revueltas en las prisiones, pero no desde el control riguroso de la seguridad , si no comprando a los internos más conflictivos con tarjetas de 10 euros de teléfono, tabaco y televisores nuevos de plasma, para que no den follón, algo que lejos de apaciguar la tensión, lo que hace es retrasarla un tiempo y elevar la tensión en aquellos internos que cumplen las normas y no dan problemas, ya que ven que para conseguir mejoras, hay que liarla. En cuanto a equipos de protección individual, pese a las mentiras sistemáticas del Ministro Grande Marlaska, sólo se están repartiendo a los funcionarios mascarillas quirúrgicas y guantes que no siempre son los homologados. Los trabajadores en algunas prisiones hemos recibido donaciones de material como mascarillas homologadas y pantallas de protección individual por parte de asociaciones empresariales, religiosas o de partidos como Partido Popular y VOX. El Ministro miente cuando dice que se están repartiendo EPIs en los centros penitenciarios, ya que el material del que disponemos es el que ya teníamos y también miente cuando dice que se están haciendo test sistemáticos a los funcionarios, ya que se han hecho test a cuenta gotas y después de llamar muchas veces a diferentes teléfonos. Lo que vislumbra que no existe un protocolo para controlar el contagio de los trabajadores de la prisión y sobre todo de asintomáticos. Todo esto sería diferente si nos hicieran test validos a todos, pero el dinero público para prisiones se está dedicando a pagar chantajes y extorsiones de internos conflictivos.
¿Como estáis viviendo esta crisis?
La crisis la vivimos con la incertidumbre de no saber qué sucederá mañana ya que en prisión por el perfil tan particular de las personas que están cumpliendo condena o están preventivas, ningún día es igual al anterior. Un día pueden estar los ánimos calmados (relativa y sospechosa calma) y al otro día encontrarte con una protesta por algo insignificante e injustificado de 70 u 80 internos, plantes o conatos de motín. Que un interno no consiga llamar por teléfono porque tenga problemas de cobertura la persona a quien quiere llamar o si se ha agotado el tabaco del economato, son motivos suficientes para que se genere una situación de altísima tensión y violencia en prisión y comiencen a golpear puertas o romper cristales, lanzar sillas y mesas contra la oficina de control del funcionario o provocar incendios. Y estas situaciones siempre las tenemos que resolver nosotros con una vergonzosa falta de medios de protección, ya que sólo portamos un bolígrafo y un walkie-talkie que muchas veces ni funciona y rara vez nos permiten utilizar defensas de goma y esposas, pese a que están permitidas por ley. No todos los internos son conflictivos, al contrario, nosotros manejamos la cifra de un 30% de internos conflictivos que sabemos que nunca se van a poder reinsertar en la sociedad y que provocan situaciones violentas contra otros internos y funcionarios en prisión. Estos son los que generan la tensión en las cárceles, son a quienes más concesiones y favoritismo se permite y a quienes más recursos materiales y humanos se pone a su alcance por no decir a su servicio. El otro 70% de internos cumplen las normas de convivencia sin apenas incidentes e incluso colaboran para hacer más fácil su estancia en prisión y nuestro trabajo.
¿Qué cifras manejáis de infectados en las cárceles de España?
Las cifras son tan inciertas como la transparencia y mecanismo para llevar su registro, pero se barajan unos 200 trabajadores penitenciarios con test realizado que han dado positivo en coronavirus, hasta la fecha hemos tenido que lamentar la muerte de dos compañeros. Pero la cifra de contagios seguro que es mucho mayor, porque ahora mismo hay cerca de 1.000 funcionarios en cuarentena de los 20.000 que somos en todo el colectivo, además de los 200 positivos, tenemos compañeros que están en cuarentena con síntomas, pero sin hacerles el test y otros asintomáticos pero que han estado en contacto directo con algún positivo confirmado. En cuanto a la población reclusa sí que debo decir que, por el momento y gracias en parte, a que se suspendieron las comunicaciones con los familiares de más de 50.000 internos, sólo se sabe de 20 internos positivos y de la muerte por coronavirus de una interna hace unos 15 días.
Eres miembro de la asociación «Tu abandono me puede matar», una asociación compuesta por funcionarios de prisiones. ¿Qué reivindicáis en esta asociación?
Lo que reclamamos al gobierno es aquello que cuando estuvo en la oposición y no hace tanto de ello, entendió como justo, incluso lo defendió en sede parlamentaria, atacando entonces al gobierno de Rajoy. Al igual que lo haríamos con cualquier otro en el poder, es que se deje de humillar y discriminar a un colectivo esencial para la seguridad de la ciudadanía como es el de prisiones y que por la estructura arquitectónica de su centro de trabajo y el perfil concreto de esa parte de la ciudadanía con la que trabajamos, hace que quede en el olvido continuo de las instituciones y por ende de la sociedad. El trabajo con un delincuente más o menos peligroso no acaba con su detención y enjuiciamiento, ahí es donde empieza una dura, difícil y desagradable labor en muchas ocasiones de los trabajadores penitenciarios. Labor que generalmente no es agradecida por la clase política, ni medios de comunicación, ni por la sociedad, unas veces por desconocimiento y otras por mero interés político.
Actualmente, ¿qué reclamáis al gobierno?
Actualmente reclamamos que se nos dé el mismo trato de equiparación salarial que nuestros compañeros en Cataluña, que ellos tienen las competencias de gestión penitenciaria desde el año 83 y cobran una media de 600 € más que nosotros por hacer el mismo trabajo, es más, ellos no gestionan a los internos que se podría denominar más peligrosos, ya que no gestionan internos terroristas, mafias y bandas organizadas o narcotraficantes que dependen por ley de la Audiencia Nacional. Por eso entendemos una burla a este colectivo que se continúe con este agravio salarial y más cuando hemos visto como a nuestros compañeros de ministerio de la policía nacional y guardia civil, se les ha concedido una importante subida salarial. Nosotros sin embargo arrastramos una pérdida de poder adquisitivo elevada que nos sitúa a niveles de hace 20 años.
Otra de las demandas más urgentes y necesarias que reclamamos al gobierno y que también es histórica, es que seamos Agentes de Autoridad. A nadie a quien le contamos que no somos Agentes de Autoridad, ya sean políticos, periodistas o ciudadanos, dan crédito a esta desprotección jurídica, cuando debemos gestionar la vida de personas recluidas contra su voluntad durante años. Una de las consecuencias que conlleva que poseamos Agente de Autoridad, es que las numerosas agresiones, tanto físicas como amenazas y coacciones que nos infringen internos, queda en una mera sanción administrativa de la que se burlan los propios agresores.
Y otra de las demandas históricas que reclamamos los trabajadores penitenciarios es la tener un estatuto propio de regulación del cuerpo, como lo tienen la policía, educación, justicia, etc. No entendemos como siendo un colectivo con un trabajo singular y especifico, nos siguen incluyendo en AGE (Administración General del Estado), como si hiciéramos sólo trabajo administrativo y de oficina. Cuando nuestro trabajo dista mucho de estas funciones, siendo nuestra labor una simbiosis entre la seguridad a todos los niveles y la modificación de conductas. Por todo ello, demandamos un estatuto propio que regule nuestras funciones concretas y que nos sirva de herramienta para poder alcanzar las mejoras concretas que hagan que la Institución Penitenciaria sea más eficaz y eficiente en sus objetivos constitucionales de resocialización. Ya Actualmente es una Institución que no goza de ningún prestigio ni aval de eficacia real, pese a la constante manipulación que se realiza desde los diferentes gobiernos de turno y desde la Asociación nuestros esfuerzos radican en cambiar esto. En la actualidad se está devolviendo en peores condiciones a los internos violentos y en general a todos, por la falta de medios expuesta y por las políticas vigentes, que cuando ingresaron en prisión.