De mayor, político

Con motivo de mi estreno para ‘España es Voz’, he decidido escribir un artículo de opinión sobre el mundo de la política, una profesión tan indispensable como peligrosa según quienes sean los políticos que nos representen y como hoy es mi primer día, intentaré tratar este asunto de manera paródica a la par que reflexiva para que a todos los que me leáis no se os haga un tema tan pesado. Hace décadas en cómputos generales, los niños del ayer soñábamos con ser futbolistas y las niñas sin embargo modelos. En la actualidad, lo más seguro es que si preguntásemos tanto a la juventud como a la gente veterana que tenemos en nuestro país, ya sean hombres o mujeres, respecto a lo que querrían dedicarse cada uno de ellos en un futuro, lo que acabaría predominando casi con total seguridad sería eso de enrolarse a la política, por ser una profesión en la que se puede obtener fama y dinero ‘de manera fácil y efectiva’.

 Sí, es la profesión ‘soñada’, por un lado, no tienes que temer a que te despidan puesto que, si eres el pelotilla de turno, acabarás ascendiendo poco a poco… hasta tal punto puede llegar la cosa que quizás optes algún día a ser presidente de un partido político o inclusive, del Gobierno. En este mismo trabajo, lo mismo encuentras a un licenciado o graduado en derecho, que a otro en periodismo o psicología… incluso a personas que lo máximo que tienen dentro de su formación académica es la ESO y gracias, pero claro, ¿qué es lo que sucede cuando uno no sabe sobre una materia en cuestión? ¿Se le envía a la calle? No, para nada, queda mucho mejor contratar a unos cuantos asesores y que del bote no sólo acabe chupando el político de turno, sino que además lo hagan también todos esos albañiles de la verborrea para que el mérito se lo lleve ‘su representado’, pero claro, si te untan de dinero ¿qué más dará si tu esfuerzo y a la vez tu mérito señor asesor se lo lleva otro sin necesidad de haberse implicado en esa iniciativa? Así va el país, cuesta abajo y sin frenos y arrastrando una crisis de aúpa que cada vez va a más con la llegada del Coronavirus a nuestras vidas.

En este ‘trabajo’ antaño la oratoria y la sinceridad eran partes indispensables cosa que hoy en día no lo son y a las pruebas me remito, por las tantas contradicciones que tienen los políticos en la actualidad y de todas las ideologías. El que no miente en su programa electoral, suelta una verdad a medias y ya sabemos que una verdad a medias acaba siendo una mentira completa y el que dice que no apoyaría a ‘X’ partido, acaba a la larga apoyando a esos mismos argumentando que lo hacen por el bien de España. La profesión política está repleta de gente mediocre en su profesión académica, que a medio o largo plazo acaban destacando por su ‘currículum’, basado en el networking por haber sabido relacionarse en su periplo político con grandes empresas relacionadas con su gremio oficial y en el que están estos políticos titulados.

Caso práctico: por ejemplo, ¿cuántas veces hemos visto gente vinculada al mundo de la política que anteriormente cuando ejercían como abogados la cantidad de clientes que tenían era remota y sudaban tinta china para llegar a fin de mes y por el contrario, tras pasar décadas metidos en el mundo de la política, ahora estos mismos cuentan con su propio bufete con una agenda clientelar a rebosar o a lo sumo, acaban trabajando para uno relacionado con cualquier institución potente de España, Europa o del mundo y ganando auténticas millonadas?

La verdad, que, si volviera a nacer, me encantaría ser político. Engañas a cuatro iluminados, tienes a otros cinco que se derriten tan solo con verte pasar por los pasillos o las calles de las distintas ciudades españolas y lo mejor de todo, ganas una millonada sin necesidad de despeinarte con lo que consecuentemente tienes la vida resuelta sin sacarte las manos de los bolsillos y mostrando ante los tuyos una sonrisa de jóker. Lo dicho, de mayor quiero ser político.

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